CLICK HERE FOR THOUSANDS OF FREE BLOGGER TEMPLATES »

martes, enero 31, 2006

Vivir en el anonimato


Uno toma la decisión de irse de su país por amor, en busca de oportunidades o simplemente porque ansía conocer otras realidades. No es fácil, pero tampoco lo es vivir en general, la realidad es distinta y hay otros retos, pero menos presiones también. Te acostumbras a estar contigo mismo, a tener pocas personas alrededor con las que contar, a las nuevas rutinas... y si consigues no comparar lo que tenías antes con lo que tienes ahora, realmente es posible ser feliz en cualquier lugar. Sólo hay que buscarlo, quererlo conscientemente, y transformarse. De mi vida anterior hecho de menos el acceso a la gente, la espontaneidad de un café a media tarde con alguien que has encontrado por la calle o que simplemente tiene la tarde libre igual que tú. Hecho de menos la risa entre la gente que te entiende y que te conoce, con la que compartes historias pasadas que te unen por encima del momento presente. Hecho de menos entender en la cola del super las conversaciones a mi alrededor, el poder ir al cine y ver una película española. La facilidad de saber cómo funcionan las cosas, la burocracia, la sanidad, el idioma. De mi vida de ahora me llena el compartirla con David, el aire fresco y el silencio en las calles, el cine en VO, y la sensación de tener una realidad por descubrir que me pertenece y puedo modelar a mi antojo. Adoro ir bici por la ciudad, abrigada y con el viento frío azotándote la cara, la tranquilidad, el verde, el verde en los árboles de los canales, en el césped de los parques, en los prados que se prodigan a lo largo de las vías del tren. Como Lorca decía "Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa." La sensación de irrealidad me acompaña desde hace un año, de vivir sin "tener que" hacer nada en concreto, de abalancha de sensaciones que no sabes muy bien dónde meter en el casillero y de no saber, de realmente no saber qué va a pasar mañana, o el mes que viene, y de no importar demasiado.
He vuelto a encontrar el equilibrio en la cuerda floja entre las expectativas vitales y los sueños frustrados, y de alguna manera me ha devuelto la magia de prestar más atención a lo que realmente quiero, y de dar menos importancia a cosas que sólo tienen importancia si vives en el lugar donde has nacido.