Imagen de Banksy
Fin de año turbulento el del 2009, que me ha dejado sentada en una silla preguntándome ¿y ahora qué? Mi abuelo se iba para siempre al mismo tiempo que nacía una nueva vida dentro de mi cuerpo. Será que tiene que ser así, que cuando una viene otra se va.
Los vómitos, el cansancio y las nauseas se juntaron con el proyecto final del máster, que por fin entregué a mediados de enero, exhausta pero con muy buen resultado, por cierto. Y de repente me paré a pensar qué era lo siguiente... y no tenía nada que hacer más que esperar. Las esperas son más largas cuando sólo esperas. Duermo 11 horas al día, me entretengo con mis libros y el ordenador, me busco cursos y actividades esporádicos, ...y espero. Pero es una espera dulce, de media sonrisa. Una espera intensa, con algunos miedos agazapados que salen en los días grises o en las noches de cansancio, miedo al dolor, miedo al error, miedo a la muerte... Sacan sus cuernos de entre las palabras y los pensamientos, pero no quiero verlos, así que los vuelvo a sepultar entre medias sonrisas y visitas a la sección de niños del Prénatal.
De todos los cambios y las esperas, lo único que saco en claro es que vuelvo a tener la necesidad de escribir, y empiezo, cómo no, por este blog, que no deja de ser un simple diario abierto a los ojos del mundo, aunque no por ello menos mío, menos personal.
