Impresiones de Cuba 1:la policía

Salimos con retraso, una hora. Dos horas para la validación de pasaportes en La Habana, colapsados y con la calma, con el ritual de preguntas de ...dónde se hospeda?, conoce a alguien en Cuba? Una hora y media más con los registros buscando drogas...por turnos. Salimos a la terminal y C.estaba ahí, milafrosamente aún estaba. C era nuestro contacto; nos recogió, nos llevó, nos cuidó y se ofreció a ayudarnos en lo que quisiéramos. Un cielo, trabajaba de tapadera cuidando los niños de una escuela. Este post lo escribo pensando en él. El contacto con la policía ya fue chungo a la entrada, pero a la salida fue peor.
Nos hospedamos cerca de C., en casa de una mujer fantástica, llena de vida y de conocimiento, con una mirada serena, fuerte y cálida, que se quedó cuando nos fuimos con nuestras direcciones y con un pedazo de corazón. A mí me habían dicho que en Cuba la gente no habla de política, sólo a veces y en la intimidad. Es cierto. Aunque, como ellos dicen, no hablan de política... hablan de realidades. También es cierto que a los cubanos les está prohibido el paso en varios parajes turísticos, igual que es cierto que en la calle se venden los pollos sin pechugas porque son más preciadas por el turista que los muslos, ... y también que te pueden llevar a la "Unidad" si eres cubano y un poli te pilla acompañando a un turista. Así es Cuba, excepcional tanto en su geografía como en la calidad humana de su gente. Excepcional en su medicina, en el acceso a la educación y en el nivel de esa educación.
Hay comida en los mercados, y sí hay un mínimo tanto en sanidad como en alimentación garantizado para todo el mundo. Sí... pero compensa? Si cualquier cosa que hagas para ganar unos pesos para tí, no para el Partido, es ilegal...o te jodes con un sueldo medio de 10 Cuc al mes, o te la juegas. Como referencia: una cena en una casa podía costar 6 Cuc y una noche de estancia en un hotel entre 120 y 270 cuc. Y bueno...C. como mucha gente se la jugaba de profesión. Nos detuvo la policía cuando llegábamos andando a la entrada de la terminal. El taxi con el que fuimos pinchó DOS veces en el trayecto y tuvimos a mitad de la carretera que parar a otro, el cual nos dejó antes de llegar porque evidentemente no había declarado la carrera. En fin, una aventura. La policía nos detuvo cuando él me dió mi mochila, nos separaron unos 5 metros y nos empezaron a preguntar, con malintención y alevosía, que qué sabíamos de ese señor y que dónde habíamos estado nosotros, en qué casa, cómo habíamos viajado, si nos había acompañado C., cuanto hacía que le conocíamos...etc, buscando que nos contradijéramos, con una una prepotencia y un abuso que daban ganas de chillarle. Y nada, uno de los 5 polis que nos tenían allí se lo llevó al cabo de media hora y luego nos dijeron que ya podíamos irnos al avión, que a C. se lo habían llevado a la Unidad y no iba a volver. Y el problema ya no es sólo ése, es que luego tampoco puedes ir y quejarte. Llamamos por teléfono para por lo menos informar a alguien de lo que había pasado y lo que nos dijo fué: mira... yo no me voy a meter, él ya sabrá salirse solo.
Hay muchas cosas bonitas que contar de Cuba y muchas más impresiones que ya iré contando, pero el sabor amargo del final de nuestro viaje empaña el resto sin poder evitarlo. Cuba sería un país maravilloso realmente si la gente pudiera vivir sin miedo.