CLICK HERE FOR THOUSANDS OF FREE BLOGGER TEMPLATES »

sábado, mayo 19, 2007

El aborto




Los pechos te duelen, hinchados. Un dolor constante. Esperas en cualquier momento manchar tus bragas hasta que un día te haces la prueba y aparece el punto rosa, aquél que no debía estar, y no se va. Y deberías esperar 3 minutos de seguridad, pero llevas 7 y sigues mirando el punto rosa fijamente y sin expectativas ya, sabiendo que no se irá, pero retrasando el momento de asumir que tu vida acaba de cambiar. Todavía no, todavía no... y ahora qué?, y ahora qué? Un puntito rosa sinónimo de problema nuevo, de dolor de cabeza que debes solucionar, prioridad de repente ante todo lo demás. Nada más importa. Y entonces es cuando te das cuenta de que el tiempo es lineal, causa-efecto, y miras hacia atrás hasta el momento concreto en que tomaste la decisión de no tomar precauciones. Y entonces es cuando empiezas a llorar. Y entonces es cuando te miras cara a cara con el destino sabiendo que aquello tiene un final y que sólo dispones de dos opciones, y ninguna te gusta. Y los días pasan y sientes el estómago tan encogido de miedo, que duele.
Y un día, así de repente, te levantas y eres consciente de tu cuerpo en toda su plenitud, y es grande, más grande que nunca, y te pide agua, y vitamina C, y descanso, y súbitamente tu cuerpo gobierna al resto y decide por encima de todo lo demás, pero te sientes llena, te sientes viva.

Un aborto es el sacrilegio de la propia persona, es la aceptación voluntaria de la profanación del propio cuerpo, es la sumisión consciente a una violación de 3 minutos. Todo muy automatizado y muy profesional, no fuera el caso que nos pusiéramos melodramáticas y el cirujano tuviera que ejercer al mismo tiempo de persona. "Un minuto de intervención", te dicen, y tú estás allí porque quieres, y no da lugar pedir unos momentos para despedirte o para llorar, has tenido tiempo. Seamos profesionales, médico y paciente, juguemos rápido y bien. El cirujano te da profesionalmente la mano sin mirarte a los ojos al entrar. No tienes cara, no tienes nombre, ahí dentro ni siquiera identidad. Tampoco puedes tener culpa entonces, simplemente no eres. Y profesionalmente das las gracias cuando sales mientras te apoyas en la enfermera porque las piernas no dejan de temblarte, y te llevan a un cubículo de 2 metros cuadrados con una camilla y una manta profesionalmente puesta sobre la camilla que se desdobla con un sólo movimiento. Gracias otra vez, porque me siento incapaz de hacer más esfuerzo que alargar mi brazo y tirar. Siento frío. Este vuelve a ser mi espacio, para despedirme de lo que hubiera podido ser o para llorar. Tengo que salir, me estan esperando, hay cola en la sala de espera. Aquella niña de apenas 16 años, o esa muchacha que estaba sola y no ha querido hablar con una tal Montse cuando la han llamado por teléfono. Tienes que estar muy solo para venir solo.
Lo único que hace que te levantes de esa camilla, retires la manta, te vistas de nuevo... ahora sí sangras, y salgas de allí es saber que hay alguien que te espera a 5 pasos, detrás de la puerta, que te abrazará y te llevará, y te cuidará los próximos 20 minutos. Y te dejará llorar. Entonces simplemente te vistes y te arrastras hasta él.

"No hagas esfuerzos, no te bañes, no hagas deporte, no tengas relaciones sexuales, en caso de hemorragia ve al hospital, en caso de mareo o vómitos llama al hospital e interrumpe la medicación", pero debes estar bien, has hecho lo que debías, no hay un problema moral, no consideras que has matado una vida, no crees en el Dios cristiano ni en que te vaya nadie a castigar... Y no lo cuentes a demasiada gente, no sea que se corra la voz. Pásalo tú, es tuyo y estás sola, y todo el mundo está muy contento de que todo haya terminado.

Pero no ha terminado. Hace tres meses y no ha terminado, aunque queda lejos. Las personas olvidan con facilidad, la memoria descarta los recuerdos que duelen, la gente no quiere compadecer a nadie, la gente quiere que todo esté bien.
Se cerró la puerta y él se fue, y no le volverás a ver, simplemente porque para él ya se ha acabado. Pero no se ha acabado.

* * *

La primera vez que haces el amor después de un aborto no estás completamente allí. Sigues estando solo. Y sabes que no has matado ninguna vida, que no crees en Dios, sabes que crees en ti misma y que has hecho lo que debías hacer, pero siempre más vas a estar sola. El mundo ha cambiado de color y tú eres más consciente de ti misma. Es raro, tu individualidad crece y deja ver que los lazos que te unen a los demás son ficticios, te acompañan pero no son tú. Estás solo, tu mundo ya no es tu mundo de antes y lo único importante es sobrevivir, pues en realidad todo el mundo está solo. Qué bien haberlo visto. Yo soy, yo soy, yo soy. Es increíble, de repente todo es mucho más sencillo y me siento más cerca de la esencia de la vida. Porque yo simplemente soy.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que has escrito me llegó mucho, no sólo por el tema (sobre el que tengo una opinión casi intransigente), sino por la forma en la que está escrito.
Excelente.

Ana C. dijo...

Qué duro. Nunca había leído un texto así sobre el tema.

Y es cierto que está muy bien escrito.

Milongas dijo...

Agia te felicito, has sabido transmitir mucho. En este mundo estamos sólos para todo, es cierto y darse cuenta de ello nos ayuda a afrontar muchas cosas, pero en aún en la soledad, siempre necesitamos a alguien, creer que los otros están allí. Se que parece una incongruencia, pero con gente a nuestro alrededor se hace más llevadera nuestra vida. Espero que hablando con esa persona, solucionaras muchas cosas y te sientas mas tranquila.
Un abrazo.

Agia dijo...

matías: muchas gracias, tengo en alta estima tus críticas. Gracias.

Ana C: si te interesa el tema te recomiendo este post para tener la visión del aborto en otras realidades no tan acomodadas como la mía. Gracias por tu comentario. http://www.rebelion.org/mujer/040505echague.htm

Milongas: Mi punto de vista ha variado con el tiempo, hace mucho de eso, y stoy de acuerdo contigo. Yo de la experiencia me quedo con una cosa, y es el momento en que miras atrás y te acuerdas del momento en que decidiste no tomar precauciones. Demasiadas veces tomamos decisiones determinantes para nuestra vida al tun-tun, dejándonos llevar por las circunstancias.Y no, hay que crecer, tomar las decisiones conscientemente, y tener el coraje de decir "no, así no", porque al final y al cabo es contra ti misma contra quien estás atentando. Tal vez es pretencioso, pero pienso que si este texto consigue agarrarsele a alguien, tal vez la próxima vez que deba tomar una decisión lo piense dos veces y elija la decisión correcta: la del respeto a sí misma.

garbetom dijo...

hace mucho ya ,,y no hace tanto,..
aunque parezca que deseamos que todo pase y vuelva a estar bien,..los cambios importantes transforman ,en otra ,nuestra realidad,....
....
pienso que lo llevaste muy bien,..de verdad,..y que eres consecuente con tus actos,..pero no te mortifiques,.. como bien has dicho tú eres tú y tú ERES,,, y nadie tiene el derecho a hacerte sentir mas pequeña ,menos importante u insignificante,...el que no te elija en su vida,..se equivoca ,,,mucho,..y con el paso del tiempo,..son esas personas las que se encontraran muyyyy solas,,,..
testimo molt,..vas fer el que creias,..el camí que vas prendre es el que tha portat on estas,..
la marteta de sempre,...
una abraçada enorme